La tierra se abona principalmente a principios de la primavera y finales del invierno, utilizando para ello la mayoría de las veces abonos inorgánicos o minerales, que le dan a la tierra los nutrientes necesarios para el correcto desarrollo y salud de sus plantas. Sin embargo este abono inorgánico no mejora el suelo, a diferencia de los abonos orgánicos.
Puedes crear tu propio abono orgánico con especies vegetales procesadas, tales como las leguminosas, gramíneas y crucíferas (guisantes, habas, garbanzos, lentejas, trigo, avena, etc.)
Así, para elaborar este valioso abono simplemente hay que segar las plantas comentadas una vez hayan crecido hasta su mayor esplendor, dejarlas secar en el suelo un par de semanas y triturarlas. Sólo con estos sencillos pasos ya estarán a punto para ser añadidas a la tierra con el arado.
Estas plantas transformadas en abono orgánico son muy beneficiosas y aportan la calidad de nutrientes que la tierra necesita, además es un proceso cien por cien ecológico y libre de productos químicos que posteriormente contaminan la tierra.
Existen, además del comentado, otros abonos orgánicos y sostenibles: el estiércol, la turba, la harina de huesos, el compost de lombrices, el compost de setas, etc. Igualmente beneficiosos para la tierra y sus plantas.
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